martes, 1 de febrero de 2011

Citas de libros (3).


<<Los cementerios sólo sirven para enterrar más deprisa el alma en el olvido de los corazones, Mary. Elige mejor una estrella para que me acompañe por toda la eternidad y así, estés donde estés, velaré por ti>>.
"Lady Pirata" de Mireille Calmel






-¿Querrías, por favor, representar a la tierra en el círculo de nuestro ritual de la Luna llena?
-Por supuesto, Z, pero, ¿no crees que sería buena idea si practicáramos antes el círculo de invocación? Todos tienen una afinidad con un elemento excepto tú, que tienes afinidad con los cinco, así que quizá sea mejor que nos aseguremos de que todo va a ir bien al entrar yo, que no tengo ningún don.
-Pero no es del todo cierto que tú no tienes ningún don.
-Bueno, pero yo no me estaba refiriendo a mis grandes habilidades sexuales.
-Ni yo –contesté yo tras hacer una mueca de falsa desesperación. 
Él tiró de mí para acercarme más, de modo que mi cuerpo se amoldó al de él. 
-Entonces supongo que aún tengo mucho que enseñarte de mi talento.

"Elegida" de P.C. Cast & Kristin Cast.


 -Todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo. Es más, déjeme decirle algo que a nadie le he confiado. Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.
>>Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo. 
¡Qué ciertas eran estas palabras! Si alguien lo sabía era ella.
Desgraciadamente, tenía que reconocer que sus cerillos estaban llenos de moho y humedad. Nadie podría volver a encender uno solo.
Lo más lamentable era que ella sí conocía cuáles eran sus detonadores, pero cada vez que había logrado encender un fósforo se lo habían apagado inexorablemente.
John, como leyéndole el pensamiento, comentó:
-Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos. Mientras más distancia tomemos de estas personas, será más fácil protegernos de su soplo. –Tomando una mano de Tita entre las suyas, fácil añadió-: Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillos húmeda, pero puede estar segura de que tiene remedio. 
Tita dejó que unas lágrimas se deslizaran por su rostro. Con dulzura John se las secó con su pañuelo.
-Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo los cerillos uno a uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte.

"Como agua para chocolate" de Laura Esquivel.