miércoles, 15 de junio de 2011

Estrellas olvidadas.



A veces me levanto queriendo ser un Diente de león. Imagino que la flor fuese yo misma, y cada lóbulo en forma de estrella que me componen, un sentimiento. Hay días en que mis estrellas me pesan tanto... Y aunque quiera olvidar, siguen pensándome, haciéndose manifiestas, y se me hace imposible desprenderme de todas esas emociones. Pero si fuese un Diente de león, bastaría con que unos hermosos labios soplaran sobre mí y me liberaran. Podría ver volar al son del viento todas aquellas emociones; y en aquel momento no lamentaría la pérdida. Me quedaría muy quieta, respirando hondo, mientras vería desfilar ante mi, como lágrimas olvidadas, todas aquellas estrellas. Tal vez buscando otro cielo.




By: Lady.Rocker

martes, 14 de junio de 2011

Llama titilante




¿Es el recuerdo suficiente combustible para mantener el fuego de una llama? ¿Podríamos aferrarnos al pasado para erigir el futuro? ¿Tal vez construir castillos confeccionados en sueños en tierras del ayer? ¿Arrastrar sueños viejos para tratar de encajarlos en el presente?

No. Absolutamente: NO.

No podemos juzgar a las personas basándonos en el recuerdo. Sería como intentar retratar la realidad mediante un cuadro impresionista: abstracto, impreciso, invertido, confuso, evanescente. La gente cambia, así que no sería un juicio acorde con la realidad.

Muchas veces nos creemos enamorados de alguien, pero suele ocurrir que estemos amando un recuerdo. Cuando la esperanza y los suspiros están involucrados es así. Cuando nos vienen frases que inconscientemente pronunciamos en pasado. Cuando intentamos cambiar el hoy escondiéndolo tras el ayer.

Pero eso no es amor, es fantasía.

Dicen que el amor es el más completo de los sentimientos. En él encontramos nuestra fuerza y nuestra debilidad. Nuestro combustible para soñar y nuestras más profundas desilusiones.  Nuestras 'muchedades' y nuestras carencias. Las caricias y las cicatrices. Lo que sabemos de nosotros y lo que aún desconocemos. TODO. 

Y si el amor es completo, éste acoge al destinatario del sentimiento en toda su totalidad: con su pasado, presente y futuro.

Así pues, si solo amamos una pequeña parte de la persona (el pasado en que se basa nuestro recuerdo, por ejemplo), no hablamos de amor.




By: Lady.Rocker

lunes, 13 de junio de 2011

Crítica: BAILANDO CON EL DIABLO de SHERRILYN KENYON

BAILANDO CON EL DIABLO de SHERRILYN KENYON




Empezaré por advertir que mi opinión va a ser absolutamente positiva. Sherrilyn Kenyon y sus Cazadores Oscuros son una maravillosa debilidad para mí.

Ésta es la historia del Cazador Oscuro Zarek. Antes de leer su historia había leído unas pocas de otros Cazadores en las que había aparecido de refilón, y cogí con inmensas ganas el libro, pues me intrigaba muchísimo. ¿Cómo un hombre como Zarek, brusco, hostil, iracundo y lleno de odio y desprecio hacia todo el mundo, iba a ser en el amor? La verdad es un personaje difícil con el que tratar, pero Sherrilyn ha sabido escogerle la historia perfecta para él. ¡Ah, maravillosa Sherrilyn!

En éste libro descubrimos que Zarek tiene justificado el gran odio que siente hacia todo el mundo. Es un hombre que no ha conocido la ternura, la compasión, el cariño, el calor de un abrazo. Las palabras “amistad”, “confianza” y “amor” le son extrañas, ajenas, incomprensibles, desconocidas. Su vida ha estado regida por la crueldad, el sufrimiento, el desprecio, la injusticia y el dolor siendo esclavo griego de su propia familia. Engendrado por una violación de su padre, violento senador romano, a su madre, una vulgar esclava, Zarek es menospreciado y rechazado tanto por el uno como por el otro. Su madre se deshace de él sin miramientos, y su padre lo acoge en su hogar, pero como chivo expiatorio de sus hijos legítimos.

Astrid por el contrario, es una ninfa que vive en el Olimpo, sobreprotegida por su madre y sus tres hermanas mayores: las Moiras. Su mundo siempre ha sido tranquilo, acogedor, hermoso, y lleno de ternura y paz. Sus hermanas le profesan todo su cariño al ser la hermana pequeña, y su madre igual. Es una ninfa de la justicia, y su trabajo consiste en juzgar a los Cazadores Oscuros. Su decisión es equivalente a la vida o la muerte.

Así es como ambos personajes tan diferentes y con tan poco en común, terminan relacionándose.  Zarek , tras dos actos de descontrol y violencia que son decisivos para su condenación, es sometido a un juicio que determinará si es merecedor de la vida o de la muerte. Él no sabrá que está siendo juzgado durante las dos semanas en las que Astrid tendrá que ser capaz de ver algo en él que merezca perdonarle la muerte. Y tendrá que tener determinación, paciencia y fe para ello. Tendrá que ser capaz de ver tras las capas y capas de odio, resentimiento y desprecio que cubren el corazón de Zarek para encontrar algo que merezca ser salvado en él. Tendrá que ver con el corazón: “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.

En la historia se menciona al libro de “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, que curiosamente es el libro favorito de ambos personajes. Astrid, al ser jueza y al verse en la obligación de ser imparcial y tener mano dura; al tener que ser objetiva sin dejar que los sentimientos se involucren, siente que se está volviendo, fría, insensible, de piedra. Y eso le preocupa y no le gusta. Así que el libro le sirve para consolarse, para encontrar en él un poco de sensibilidad, de bondad, de amor. Para Zarek, sin embargo, significan sueños, significa esperanza. La esperanza de aprender a reír algún día.

Así, ambos personajes se complementan, encontrando el uno en el otro lo que tan vehementemente anhelan. Astrid consigue sentir con Zarek tan fuerte como nunca había sentido por nadie. Por primera vez en su vida, es capaz de sentir dolor, sufrimiento, compasión, indignación y tristeza con una intensidad como nunca. Y por ello siente deseos de abrazarlo y consolarlo, de enseñarle que hay muchísimas cosas maravillosas en la vida fuera de lo que él conoce.

Zarek descubre en Astrid un mundo desconocido y cálido para él. Un mundo del que jamás querrá verse obligado a marchar.

La historia es hermosa y tierna, con trazos de violencia y sufrimiento, pero absolutamente perfecta. Como en todos sus libros, está dotado de buenas dosis de humor y sarcasmo. Y como todos sus libros, invita a soñar. Soñar, soñar y soñar.

Un libro de 10, sin duda.



CITAS:

[X] Una vez más, iba a morir por nada.

[X]  Él mejor que nadie comprendía qué era sentirse solo, sobrevivir únicamente por instinto rodeado de enemigos.

[X] Ese día necesitaba encontrar algo bueno. Algo que le recordara que había belleza en el mundo. Inocencia. Alegría. Felicidad.
Pero, sobre todo, quería encontrar esperanza.

[X] No le gustaba que la gente se apegara demasiado a él y las mujeres tenían la fea costumbre de interpretar el sexo como algo significativo. Para él no lo era. El sexo era sexo. Un instinto básico y animal. Algo que el cuerpo necesitaba tal y como necesitaba la comida. Sin embargo, un hombre no tenía que prometerle a un filete que volvería a llamarlo antes de comérselo.

[X] —¿Qué eres?
—Ya te lo he dicho. Soy la Muerte, y nadie escapa o vence a la Muerte. 
Mierda. Estaba bien jodido.
Aunque ni mucho menos derrotado. Tal vez la Muerte se lo llevara, pero iba a pasarlas canutas para lograrlo. 
—Me apuesto lo que quieras a que la mayoría de los humanos se caga en los pantalones cuando dices eso. Pero ¿sabes una cosa don Quiero-ser-aterrador-pero-ni-de-coña-lo-consigo? Yo no soy humano. Soy un Cazador Oscuro y, en el gran esquema de las cosas, tú eres una puta mierda.

[X] Ninguna persona en su sano juicio saldría esa noche.
Así pues, era una suerte que él estuviera loco.

[X] El lobo se acercó a él y comenzó a olisquearle la pierna. Tras alzar la vista como si hubiera acabado de ofenderlo, comenzó a gruñir.
—Cállate, Pluto —masculló Zarek—. No pienso aguantar una crítica sobre mi higiene personal de alguien que se lame las pelotas.

[X] —No dejes que te llegue al alma, ninfa. Tiene tanta oscuridad dentro que podría aniquilar por completo la bondad que posees.

[X] A medida que se aproximaba iba escuchando las maldiciones que la gente le lanzaba. Veía sus sombras alejándose de él. Le daba igual. Sabía que su aspecto era repulsivo. Así se lo habían dicho desde el día en que nació. De haber tenido la oportunidad, él mismo se habría alejado. Pero estaba atrapado en ese cuerpo desfigurado e inútil. Lo único que deseaba era ser sordo además de ciego. Así no tendría que escuchar los horribles insultos.

[X] —Solo quiero calor —susurró—. Dejadme sentir calor por una vez. ¿Es que no hay ninguna estrella capaz de compartir su fuego conmigo?

[X] —He encontrado mi estrella. Es la belleza y el encanto. La elegancia y la bondad. Mi alegría en invierno. Es valiente y fuerte. Audaz y seductora. Muy distinta a todas las demás del universo, pero no puedo tocarla. Ni siquiera me atrevo a intentarlo.

[X] Astrid deseaba aliviar su sufrimiento. Quería tenderle la mano y mostrarle un mundo donde no tuviera que quedarse fuera.

[X] —¿Vas a morderme, Zarek? —preguntó ella, y su garganta tembló bajo sus labios.
Deslizó la lengua sobre la vena que palpitaba en su cuello.
—¿Quieres que lo haga?
—No. Me da miedo. No quiero ser para ti como las demás mujeres.
—Princesa, jamás podrías serlo. Eses única para mí.
—¿Soy tu rosa?
Zarek soltó una breve carcajada mientras recordaba la lección de El principito.
—Sí, eres mi rosa. No hay otra como tú entre los millones de planetas y estrellas.

[X] Cuando estás acostumbrado a no tener nada, no esperas otra cosa.

[X] —¿Adónde vamos? —le preguntó.
—Directos a la puta mierda.
—Vale —replicó Astrid con un tono tan sarcástico como el suyo—, espero que tengas un mapa, porque nunca he estado allí.
—Confía en mí, lo conozco como la palma de mi mano. He vivido allí casi toda la vida.

[X] —Tarde o temprano, todos nos vemos obligados a hacer cosas que están por debajo de nosotros. No lo olvides, Artemisa.

[X] Volvió a mirar a Astrid. Ella era su fuerza.
Y su debilidad.

[X] —Es mejor así, Astrid. Si muero, él no tendrá razón alguna para hacerte daño.

[X] El rostro de Tánatos perdió el color.
—Sí, deberías asustarte. —Volvió a golpearlo—. Es una putada no ser la criatura más mala del lugar, ¿verdad?

[X] A veces las estrellas caen del cielo.
Era cierto. Algunas veces caían y se convertían en cosas normales, como el resto de la mierda del planeta.
Su estrella era única.
Jamás permitiría que fuera como cualquier otra. Jamás permitiría que se convirtiera en algo común y corriente.
No, su lugar estaba en el cielo.
Nunca con él.
—Que tengas una hermosa vida, princesa.

[X] Todo era igual que antes de que ella llegara.
Y sin embargo nada volvería a ser lo mismo.

[X] —¡Te odio!
Ash rió con amargura al escucharla.
—Por favor, no me des esperanzas… Casi se me pone dura al pensarlo. Al menos, dime que esta vez tu odio durará más de cinco minutos.

[X] —Es un hombre, hermanita —intervino Laqui—. Si sus labios se mueven, está mintiendo.

[X] —Ven conmigo, Astrid.
—¿Por qué debería hacerlo?
La mirada de Zarek la abrasó.
—Porque te amo, e incluso si estuviera tumbado sobre el mismo sol, me congelaría si no estuvieras conmigo. Necesito mi estrella para poder escuchar las risas.

[X] —¿Qué pasa, Zarek? ¿Tienes miedo de morir?
—Morir es fácil. Lo difícil es vivir. 




Lady.Rocker

domingo, 12 de junio de 2011

Waiting for you





Me siento; me levanto: me miro al espejo. Estoy perfecta. Me siento; me levanto: mi reflejo ladea la cabeza, queriendo asegurarse de que está preciosa desde todos los ángulos. Me siento; me levanto: aplico un poco más de rubor a mis mejillas. ¿Te gusta, verdad? Personalmente creo que me da un aire inocente que rivaliza con mis ojos de gata. Me siento; me levanto: hablando de mis ojos, voy a delinearlos un poco más. Quiero intensificar mi mirada para cuando mirándote a los ojos te confiese que te quiero. Me siento; me levanto: decido poner brillo en mis labios. Quiero que te resulten muy apetecibles. Me siento; me levanto: miro mi cabello suelto. Está brillante, pero también lo encuentro soso. Finalmente, lo recojo en una bonita trenza. Me recuerda a una espiga de trigo dorada por el sol. Me siento; me levanto: pienso que con la camiseta que llevo tal vez me pegue mejor la americana verde caqui que tengo en el armario sin estrenar, adquirida en mi última salida de compras. Me siento; me levanto: miro por la ventana. El cielo está oscuro. Parece como si el sol se hubiera declarado en huelga. Las nubes, ennegrecidas espirales de humo, son numerosas hoy. Parece que se hubieran congregado en una manifestación que acusara al sol de su ineficacia. Si es así, me uno a ellas. Hoy tiene que ser un día perfecto. Incluso climatológicamente hablando. Me siento; me levanto: los nervios comienzan a destrozarme. Miro el reloj y lo declaro oficialmente mi enemigo cuando descubro que marca una hora que despierta mi irritación. Tres cuartos de hora han pasado desde la hora acordada. Me siento; me levanto: el teléfono tiembla en mis manos. Siento el cosquilleo de mis dedos, que luchan por llamarlo y al mismo tiempo se resisten de hacerlo. No quiero resultar pesada, evidente o impaciente. Me siento; me levanto: nuevamente el reloj con malas noticias. Una hora ya. Me siento; me levanto: me siento indignada, abandonada, enojada y estúpida. Me siento; me levanto: la preocupación barre los sentimientos anteriores. La posibilidad de algo trágico se abre paso en mi mente, tocando una campana de alarma. ¿Y sí…, y sí…, y sí…, y sí…? No quiero pensarlo. Dios. Estoy histérica. Me siento; me levanto: finalmente me rindo a la tentación y espero respuesta al otro lado del teléfono. Un tono. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Nada. Tropecientas llamadas más infructuosas. Psé. Incomunicación absoluta. Me siento; me levanto: confusa, histérica y descontrolada, se me cruza un pensamiento horrible: “Más vale que tenga una excusa del calibre de ‘muerte’ para justificar esta mierda”. Me levanto; me acuesto: mañana me arrepentiré de mis palabras.



By: Lady.Rocker


sábado, 11 de junio de 2011

Crítica: BESTIAL de ALEX FLINN.

BESTIAL de ALEX FLINN







Soy una bestia.


Una bestia. No un lobo, u oso, gorila o perro, una horrible y nueva criatura que camina erguido, una criatura con colmillos, garras y pelo que sale de cada poro. Soy un monstruo.

¿Crees que hablo de cuentos de hadas? No. El lugar es la ciudad de New York, en la actualidad. No es una deformidad, no es una enfermedad. Y voy a quedarme así, para siempre, arruinado, a menos que pueda romper el hechizo.


Sí, escuchaste bien, el hechizo con el que una bruja de mi clase de inglés me maldijo. ¿Por qué ella me convirtió en una bestia que se esconde de día y ronda por las noches? Te lo diré, yo solía ser Kyle Kingsbury, el chico que tu desearías ser, con dinero, apariencia perfecta, y una vida perfecta. Luego te diré como me convertí en algo bestial.





El libro ha estado bien, ha sido entretenido. Me lo he leído de dos sentadas. Kyle al principio es un personaje que te resulta repulsivo, pues es el típico niño pijo que tiene todos los caprichos que quiere y más costeados por su padre. Solo se fija en el físico y desprecia todo lo demás. Y lo demuestra abiertamente burlándose de los menos afortunados, tanto física como económicamente. No tiene compasión y reírse de aquellos le parece divertido. Sin embargo, también lo comprendes en cierto modo, ya que en el fondo se siente solo, pues su padre es un adicto del trabajo. El trabajo es su vida. Y las apariencias y el qué dirán su obsesión. Capaz de anteponerlos a su propio hijo. Jamás ha pasado demasiado tiempo con su hijo y su forma de compensarlo es obsequiando a su hijo con diversos objetos materiales que todo adolescente desearía. Pero eso no es suficiente. Para nadie lo es. Por muy espléndido que todo aquello sea, no pueden llenar la ausencia de un padre.

La forma en que Kyle va cambiando interiormente, haciéndose mejor persona, más sensible, mucho más humano, a lo largo del libro es convincente. Dedica muchísima más atención a los estudios, a la lectura en especial, y a causa de sus limitadas posibilidades de pasar el tiempo, se aficiona a la jardinería. Más específicamente a las rosas. Las mima y las cuida con celo, y las mantiene vivas durante todo el año en un invernadero que el mismo construyó con sus manos. Son su tesoro. Su responsabilidad. Su entretenimiento.

Lindy, la chica protagonista, es una joven que desde siempre ha estado rodeada de situaciones y circunstancias que ningunos ojos inocentes deberían verse obligados a contemplar y a vivir. Siempre ha vivido en barrios bajos, plagados de maleantes, malhechores, droga. Su mismo padre está metido en ello. Ella siempre ha cuidado de él, lo ha protegido, a pesar de que él jamás se comportó con ella ni por asomo como un padre medianamente aceptable.

Lindy es inteligente y tiene un gran corazón. Y para escapar de esa pesadilla que era su entorno, se refugiaba en la lectura. Y luchaba por sus propios medios, a base de esfuerzo y estudio, para un día poder alejarse de todo aquello realmente.

Pero a pesar de todo, mi calificación para este libro es un 6. Me ha gustado, sí, pero creo que le falta fuerza. En mi opinión el periodo de enamoramiento es muy corto, el tiempo pasa muy rápido, y a mí no me ha resultado apenas creíble el amor que nace entre ellos. Faltan conversaciones. No me da la sensación de que se conozcan del todo bien. Creo que faltan páginas.

Pero bueno, es un buen libro para pasar el rato, pues es entretenido, aunque no haya sido demasiado intenso, tal y como a mí me habría gustado. 



Para rematar, decir que están grabando una película basada en este libro. Tengo entendido que está prevista para estrenar en el 2011. En el reparto tenemos a Vanessa Hudgens, a Mary-Kate Olsen y a Alex Pettyfer.

Dos carteles de la película:




Y el trailer:





Lady.Rocker